Suena utópico, pero Mark Gasson puede considerarse como el primer humano infectado por un virus informático. Gasson, científico de la Universidad de Reading (Inglaterra), tiene un chip implantado en su mano que le sirve para manipular terminales móviles y atravesar puertas de seguridad. Como cualquier otro dispositivo, el chip que tiene injertado es susceptible de ser infectado, y peor aún, de transmitir ese virus a terminales externas.
El experimento de Gasson sirve para poner en alerta a los científicos sobre la vulnerabilidad de los implantes biotecnológicos, uno de los horizontes de la medicina más ambiciosos.
Gason advierte sobre los peligros que puede tener una infección de este tipo en chips implantados en seres humanos, ya que no sólo pondrían en riesgo el funcionamiento de la unidad en cuestión, sino todo el entorno tecnológico.
Rafael Capurro, del Steinbeis-Transfer-Institute of Information Ethics en Alemania, considera que puede existir un riesgo serio si alguien es capaz de acceder en línea al implante. Los peligros son numerosos: desde una infección informática que estropee el aparato (en el mejor de los casos), hasta una intervención que sea capaz de controlar remotamente el chip y/o acceder a información sensible del usuario.
Aunque los implantes biotecnológicos aún no están en boga por diferentes cuestiones — desde limitaciones tecnológicas hasta protestas religiosas — la ciencia se encamina allá. “Si podemos encontrar una manera de mejorar la memoria de un paciente, o su coeficiente intelectual, habría una posibilidad real de que la gente eliga este tipo de procedimientos invasivos”, señala Gasson. Quien sabe, quizá en un futuro, habrá que añadirle un antivirus informático a nuestro chequeo médico tradicional.
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